miércoles, 20 de noviembre de 2013

lo que debes saber


En el encuentro sexual desempeña un importante papel el componente erótico, que en el hombre se despliega con mayor intensidad en el terreno de lo sensorial, mientras que en la mujer requiere con mayor frecuencia un reclamo adicional, nunca totalmente desvinculado del registro sentimental.
Siempre se ha dicho que. en el caso del hombre, la imagen de una mujer desnuda puede ser suficiente para despertar sus deseos y excitarle, mientras que una mujer puede apasionarse más en situaciones en las que exista una mayor implicación emocional.
Distintos son los sueños y las fantasías que producen la excitación erótica del hombre y de la mujer, del mismo modo que es distinto el comportamiento durante la experiencia sexual, ya que el interés del hombre se centra en el carácter físico del acto, mientras que el de la mujer no puede prescindir de la necesidad de ternura, que se prolonga y perdura una vez satisfecho el impulso sexual.
La mujer juega y dirige su seducción para enamorar, no se conforma con el acto sexual, sino que pretende dejar una huella permanente que perdure no sólo como recuerdo sino también como deseo que se renueve continuamente. La mujer, en su seducción, recurre al perfume, a la crema, elige con cuidado la ropa, el peinado y el maquillaje que más le favorecen y extiende estos cuidados también a su casa, a los objetos que la decoran y a las flores que la adornan.
El hombre, por el contrario, no suele dedicar tanta atención a preparar el encuentro y la invitación, no confiere en general importancia a esos detalles.
Podríamos terminar diciendo que el hombre y la mujer tienen distinta sensibilidad, y sus fantasías y deseos son también distintos, lo que a menudo da lugar a malentendidos, incomprensión y disgustos. Ello no excluye sin embargo la posibilidad de un encuentro, de un intercambio, de un entendimiento que, de cualquier forma, siempre alegra la existencia y la enriquece.

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